martes, 21 de junio de 2011

EL IMPERIO DE LA MEDIA LUNA Y LAS INVASIONES ÁRABES

Por: Andrea Díaz Martínez


Es bien sabido que uno de los elementos que modificó de manera radical el mapa mental y geográfico de la

Europa medieval fue el nacimiento del islam, el imperio de la media Luna, y las consecuentes invasiones árabes a la península ibérica. En este artículo, Andrea Diaz, nos aclara algunos puntos interesantes acerca de este tema.

G. A


EL IMPERIO DE LA MEDIA LUNA Y LAS INVASIONES ÁRABES


Los árabes eran tribus semi-nómadas que compartían un idioma y una cultura comunes. Estaban agrupados a lo largo de las fronteras de las dos grandes potencias imperiales en la periferia del desierto de Siria y esparcidos por las zonas habitables de la Península Arábica propiamente dicha. Al carecer de unidad política y religiosa, no eran vistos como enemigos por el Imperio Romano y el Imperio Persa. De hecho, antes de su expansión, los árabes se relacionaban con los dos poderos vecinos imperia

les, de diferentes formas: buscaban trabajo como soldados mercenarios (al igual que los germanos); comerciaban con incienso, camellos o esclavos con Siria o Mesopotamia, y en ocasiones sufrían la captura y el destierro como prisioneros de guerra. Muchos de ellos se quedaban, voluntaria o involuntariamente, dentro de los imperios en los que se habían abierto camino; algunos, incluso, ascendían a elevadas posiciones en sus nuevos hogares. Los árabes eran considerados gente peligrosa y desagradable, pero útil mientras se mantuviesen a la distancia. Todo esto cambiaría tras la llegada del profeta Mahoma, quien unificó a los árabes bajo una religión monoteísta militante: el Islam.

Alimentado, tal vez, por el deseo de reforzar la posición comercial de los árabes

y la necesidad de imponer un conjunto de normas comunes, así como el de establecer objetivos compartidos y la lealtad a una sola fe, Mahoma elaboró un pensamiento místico basado en el monoteísmo practicado por las comunidades judías y cristianas, y movido por una fe ardiente.

Se supone, o por lo menos así lo dicta la tradición, que este profeta recibió ciertas revelaciones divinas incluidas en el Corán. Se trata de varias visiones relacionadas con el arcángel Gabriel, quien le ordenaba a Mahoma organizar a los árabes. A partir del 610 comienza la predicación del profeta en la Meca. Este es un tiempo en el cual ya que se le considera peligroso y se ve forzado a huir. A este último acontecimiento se le conoce como la Hijrah o Héjira (literalmente “migración”) y marca el

comienzo de la era cronológica islámica y posteriormente de las guerras santas. Tras huir de la Meca, radica en Yatred que sería llamada después Medina (Medinat-an-Nabí, “la ciudad del Profeta) donde instituye un culto ordenado. En el cual, quienes se habían sometido (que es lo que significa la palabra “musulmán”) debían regir sus vidas por nuevas directrices. Debían atenerse a cinco normas

fundamentales, conocidas como los cinco pilares del islam:

a) La afirmación de Dios y de Mahoma como único profeta (shahada)

b) La oración diaria o salat

c) El ayuno o Ramadán

d) La limosna o zakat

e) La peregrinación anual a la Meca, con sus rituales correspondientes.

Además de esto, se debe hablar de mandamientos y prohibiciones del Islam, como la prohibición de beber vino. Estas prohibiciones y mandamientos aportaban puntales suplementos al edificio ético dentro del cual el devoto debía vivir una vida recta. De esta manera, En el nuevo régimen se conservó gran parte de la ética tradicional de los árabes: costumbres matrimoniales, el culto de la Kaaba en la Meca y el deber de hospitalidad con los extraños.Más relevante aún, el islam establece un sentido de comunidad mejor conocido como la umma.

La umma era una comunidad mayor que la tribu, exigía una lealtad que se anteponía a la lealtad a los parientes. A su vez, se instará la jihad. El musulmán debe practicar la jihad, que significa “esfuerzo” o “lucha” para convencer a los incrédulos de que deben seguir el camino del islam. Ese esfuerzo podía ser pacífico, vivir una vida piadosa y ejemplar, consagrarse a la enseñanza y la predicación; pero podía ser también coercitivo y violento si los incrédulos eran obstinados. Mediante el establecimiento de la umma y la jihad, Mahoma unificó a las tribus árabes, y dirigió el ímpetu bélico natural en los musulmanes hacia el triunfo de la fe.

Los árabes tenían generales de talento, combatientes enfurecidos por el desierto, una moral inquebrantable y la valiosísima ventaja de la movilidad frente a enemigos cuyos ejércitos estaban habituados a una guerra en cámara lenta. Mahoma utilizó esas características a su favor y volvió a la Meca, conquistándola en el año 630. Tomada la Meca, la Kaaba fue establecida como centro del Islam y Mahoma fue aceptado como el único profeta.

A los veinte años de la muerte del Profeta, los musulmanes no solamente se habían apoderado de la Meca, sino también de grandes sectores del Imperio Romano y habían absorbido completamente el persa. El mapa del Oriente Próximo nunca volvió a ser el mismo. Tras una serie de incursiones irregulares en Siria y Palestina, los musulmanes consiguieron tomar la ciudad de Damasco en el 635. Al año siguiente infligieron una derrota decisiva a un ejército romano en la Batalla del río Yarmuk, poniendo a sus pies a Siria y Palestina. En el 638 se rindió a ellos Jerusalén, y en el 640 Cesarea, a su vez, en el año anterior tomarían posesión de la capital del Imperio Persa. En el año 649 las fuerzas romanas serían derrotadas, Alejandría caería en el 642, y con su caída tocaron a su fin seis siglos y medio de dominio romano.

Los musulmanes no se conformarían sólo con esa victoria, las campañas militares continuarían avanzando hacia el oeste conquistando los territorios de Trípoli, Tunéz y Cartago; provocando la desaparición del poderío romano en el norte del África. Las campañas militares penetrarían incluso hasta la costa de Marruecos en el 681, permitiendo que los ojos maravillados de los árabes contemplasen por primera vez las aguas del Atlántico.

A continuación le tocó el turno a Europa. En el año 711 una invasión militar a gran escala, incursionaría en los territorios españoles. Derrotado y muerto el rey español Rodrigo; no tardó en ocuparse su capital Toledo y Córdoba. La Península Ibérica estaba en manos de los nuevos amos: los árabes.

La rapidez de las conquistas islámicas ha asombrado y desconcertado a los historiadores, sobre todo las conquistadas realizadas durante las décadas del 630 y el 640; pero no solamente nos debemos sorprender de la rapidez de la difusión de la religión islámica, sino de la relevancia del intercambio cultural que surgió a partir de la expansión del islam en Europa y Asia. A través de la transmisión de la cultura árabe y la asimilación de las culturas de los pueblos sometidos, el Islam realizó grandes aportaciones culturales al mundo de Occidente y la historia del mundo

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BIBLIOGRAFÍA

GIBB. J. El mahometanismo. Fondo de Cultura Económico: México, D. f. 1952

GUELLOUZ Azzedine. El Corán. Siglo XXI. Colecciones Mosaico: México D. f. 2003

GARDET, LOUIS. Connaître Lé Islam. (Conozcamos el Islam) Ed. Casal Vall Andora. Ed. Juan A. G. Larraya: España, Barcelona. 1960.

KUNG. El Islam: Historia, Presente, Futuro. Ed. Trotta: Madrid, España. 2006. Ed. José Manuel Lozano Gotor.



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