martes, 21 de junio de 2011

El miedo no anda en caballero: fantasmas y aparecidos en la Edad Media



Por Miriam Andrea Matías

I do believe in ghosts. Freaky things will happen, and I'm like,

'The wind didn't do that! Some spirit did'.

-Devon Werkheiser


¿Recuerda usted la última vez que se tuvo que preocupar porque su muertito se levantara de la tumba? Que la abuela muerta de alguien venga a visitarlo en la noche no es algo que nadie en su sano juicio desearía. Por eso mismo en la Edad Media se tenía una serie de rituales para que sus difuntitos no regresaran a clamar venganza o a retomar sus asuntos pendientes. Claro está que no por estar muerto uno tenía el derecho de regresar de la tumba, había un selecto grupo de almas postuladas y premeditadas a deambular entre el mundo de los muertos y los vivos.

“Fantasma”, “espectro”, “sombra”, “espíritu”, “ectoplasma”, “larva”, “aparecidos”, todas son palabras para designar a los fenómenos que nuestros sentidos, especialmente el de la vista, experimenta con personas del más allá. Esta creencia en los aparecidos y fantasmas tiene dos orígenes: el mismo miedo que los difuntos y la muerte nos provoca y la estupefacción que una muerte “anormal” siembra en nosotros. Claro, sin olvidar que somos herederos de una tradición de creencias en los muertos y su resurrección, que nos remontan hasta los romanos, quienes serían nuestros padres en eso del miedo a los fantasmas.

Nuestros antepasados romanos tenían el mismo miedo de los muertos sin descanso como nosotros, el miedo es considerado impuro y peligroso y por estas razones hay que congraciarse con el difunto. Éste es causante de epidemias, de casos de locura y de posesión, para evitar todas estas consecuencias se tenía que llevar a cabo una serie de ritos funerarios tan complejos que hasta la misma preparación del mole oaxaqueño se queda atrás y todo esto para que el muerto pueda alcanzar la paz en el Otro Mundo. Como se comentó anteriormente, no se debe temer a todos los muertos, los romanos también creían en una clasificación de los “mal muertos” los cuales incluían a los perecidos por muerte violenta, los asesinados, los ajusticiados, los suicidas, los muertos prematuros, es decir los fallecidos antes del día fijado por el destino y los difuntos que han quedado sin sepultura, por ejemplo los ahogados.

En la Edad Media se heredaron muchas de estas creencias romanas, los aparecidos y fantasmas eran casi el mismo grupo distinguido de personas mencionadas anteriormente, ya que se creía que estas eran las personas que no lograban un paso hacia el infierno ni al cielo, esto antes del nacimiento del Purgatorio –a mediados del siglo XII, según Jacques Le Goff (El nacimiento del Purgatorio que vino a resolver el problema de explicar el hecho de que un muerto regresara para la iglesia.

Cuando uno piensa en un fantasma piensa en una aparición blanca que flota, en la Edad Media, cuando se pensaba en apariciones o fantasmas, se tenía la idea de una figura negra, ya que el color negro era el color del Otro Mundo. ¿Y, qué es lo que se hacía para evitar este tipo de manifestaciones paranormales? Dependiendo de la región se tenían diferentes rituales pero hay una lista de los más comunes en la región de Europa especializados para cada tipo de deceso.

· Para los suicidas: En la región de Letonia, se fijaba el cuerpo a la tumba; a las orillas del mar Báltico, se recomienda poner tres piedras sobre el cadáver cuando se entierra, una en la cabeza, una en el cuerpo y una en los pies. En la Alemania del norte, se quemaba el cadáver; en el sur y en tierras alemánicas, se abandonaba a la corriente de un río. En la región de Holstein, se pone una rastra, puntas abajo sobre la tumba del suicida; y claro, está siempre la recomendación de enterrar al muerto donde se descubre su cuerpo que aplica para cualquier región de Europa.

· Para los enemigos: Se tenía la creencia que decapitar al enemigo que se le había dado muerte ayudaba a que no regresara a clamar venganza contra el ejecutor. Para tener un poco más de precauciones, la cabeza se colocaba bajo la pelvis o entre las piernas, esto para que no pudiera tomarla y volvérsela a poner sobre los hombros.

· La mujer que muere en el parto: Hay que poner en su cama madera de almendro o un libro, la cama hay que deshacerla totalmente y luego rehacerla, o bien, hay que lavar su escudilla.

· Para aquellos que han escondido un tesoro: Poner dinero en la boca de los muertos para que no regresen si han dejado algún tesoro enterrado.

· Para cualquier tipo de muerto: Cerrar los ojos al muerto es algo recomendable para no sufrir mal de ojo, así como envolver la cabeza en un paño; asegurarse de cerrar bien el sudario con un alfiler del difunto para evitar que salga de su sepultura; atar los dedos gordos de los pies del cadáver o atar las manos con un rosario todo esto para atar al difunto e impedir que saliera de su tumba; quemar el lecho del difunto; fijar a los muertos en la tumba con ayuda de una estaca ayudaba a que el muerto se quedará en su morada póstuma.

Ritos de muerte había miles, a pesar de que la iglesia considerara estos cultos como paganos y en contra de Dios, no se puede negar que estas costumbres formaban parte del imaginario popular de las personas. Para nadie era agradable pensar que sus seres queridos regresarán en forma de sombras o apariciones, se hacía lo posible para evitar que esto ocurriera y que el difunto en cuestión alcanzara la paz eterna y que no deambulara por el mundo. Si me preguntan a mí que haría, la próxima vez que entierre a un ser querido, les diría le taparé la cabeza con un paño, no por ser supersticiosa pero uno nunca puede tener suficientes precauciones en cuanto a lo que la muerte se refiere.

Bibliografía:

LECOUTEX, Claude. Fantasmas y aparecidos en la Edad Media. Traducción de Plácido de Prada, Medievalia, Barcelona, 1998.



‘De Los Signos que Aparecerán Antes del Juicio de Berceo’


por: Isabel Lizárraga Saldívar

Gonzalo de Berceo fue un poeta español que perteneció al clero secular y, además, el representante más destacado del ‘Mester de Clerecía’, un tipo de literatura medieval representada por clérigos. No obstante, hay que aclarar que, en esa época se le llamaba ‘clérigo’ a cualquier hombre que fuera culto y tuviera una educación superior, sin necesidad de estar relacionado con la iglesia. Aunque en el caso de Berceo, podemos decir que es un hombre letrado y también, en efecto, un hombre de iglesia, por tanto, doblemente clérigo.

Berceo también es conocido por haber innovado el castellano literario. Su poesía siempre trata de temas religiosos, especialmente hagiografías, es decir, vidas de santos. Además está estructurada a manera mnemotécnica, es decir que es fácilmente recordada y memorizada y es que debemos tener en cuenta que en siglo XII y durante la Edad Media, en general, los juglares se encargaban de difundir las obras de manera oral.

De los signos que aparecerán antes del juicio es un poema medieval escrito en castellano antiguo, cuya autoría es de Berceo. Además de estar escrito en cuaderna vía (versos alejandrinos de cuatro versos), que es una característica típica del ‘Mester de Clerecía, el poema tiene fines didácticos y morales, pues nos habla de lo que pasará, según la Biblia, con relación a los signos que se presentarán ante la segunda venida de Jesús y durante el día del Juicio Final. Por otro lado, nos enseña lo que nos podría pasar si no cambiamos nuestra forma de vivir, al no arrepentirnos y no seguir de cerca sus mandamientos. La obra puede ser dividida en cuatro secciones:

1) Introducción; comienza dirigiéndose al pueblo exhortándolo a prestar atención y hablándole acerca de un sermón y de su procedencia.

2) Enumeración de los signos. Estos están en el sermón mencionado anteriormente y son los que anuncian que el día del Juicio Final se acerca. El poeta señala que quien no está con Cristo, no tendrá quien lo auxilie. Los signos son los siguientes: la tierra arderá en llamas, los animales perderán la cordura, los ríos se saldrán de su cauce, el cielo se oscurecerá, habrá terremotos, se destruirán las ciudades, las fosas se abrirán vomitando los huesos y se precipitarán las estrellas a la tierra.

3) El partado sobre el Día del Juicio Final está dividido en dos. Este día es cuando Jesús se dirigirá al pueblo y separará a los justos de los pecadores. Primero condenará al fuego eterno a los que no acataron sus mandatos, a los aduladores, farsantes, mentiros, estafadores, envidiosos, falsos pastores. Además, aclara que de nada servirá que sean reyes, príncipes o plebeyos, todos serán juzgados por igual. Algo que sin duda nos recuerda a las danzas de la muerte en la Edad Media. Después, Berceo describe cómo estarán gozando los justos que siguieron sus mandamientos de cerca, entrarán al cielo y estarán en compañía del Padre, del Hijo y de la Virgen María. Ya no habrá más penas, el alma y el cuerpo serán uno solo y gozarán de vida eterna, todos serán honestos, tendrá la capacidad de volar y sólo habrá caridad y amor.

4) Peroratio; aquí Berceo hace un breve resumen general y nos narra que cuando Jesús venga a juzgarnos será un día tan lleno de miedo, que hasta los ángeles, que no han cometido pecado alguno, temerán. Ese día, justos y pecadores temblarán de miedo. Con sus propios ojos podrán ver el infierno y todo se sabrá. El poeta, pues, nos exhorta a cumplir con los mandamientos y hacer penitencia para que Jesucristo nos guarde de ver esas escenas. Termina aquí la obra con una pequeña oración.

Como conclusión, podemos añadir que esta obra tiene grandes similitudes con el Apocalipsis de San Juan y con el Evangelio de San Mateo, entre otros textos canónicos. Esto nos indica que Berceo se basó en ellos y adaptó el mensaje haciéndolo didáctico para que la palabra de Dios pudiera ser difundida y alcanzara al máximo número de personas. Es por ello que el poema está escrito de manera que puede ser recordado con facilidad, para que al ser recitado de manera oral, moralizara un poco a los que lo escuchaban, calmando el miedo que les oprimía en esa época, pues era común escuchar comentarios acerca del fin del mundo debido, como sabemos, a las guerras, a la peste y otros elementos que hacían de la muerte un común denominador en la época medieval.

Recomendaciones bibliográficas.

Gonzalo de Berceo. Signos que aparecerán antes del Juicio Final. Ed. Arturo

Ramoneda. Madrid: Castalia, 1990.

García, Michel. “Los signos del Juicio Final”

http://www.vallenajerilla.com/berceo/michelgarcia/introduccion-signos.htm

EL IMPERIO DE LA MEDIA LUNA Y LAS INVASIONES ÁRABES

Por: Andrea Díaz Martínez


Es bien sabido que uno de los elementos que modificó de manera radical el mapa mental y geográfico de la

Europa medieval fue el nacimiento del islam, el imperio de la media Luna, y las consecuentes invasiones árabes a la península ibérica. En este artículo, Andrea Diaz, nos aclara algunos puntos interesantes acerca de este tema.

G. A


EL IMPERIO DE LA MEDIA LUNA Y LAS INVASIONES ÁRABES


Los árabes eran tribus semi-nómadas que compartían un idioma y una cultura comunes. Estaban agrupados a lo largo de las fronteras de las dos grandes potencias imperiales en la periferia del desierto de Siria y esparcidos por las zonas habitables de la Península Arábica propiamente dicha. Al carecer de unidad política y religiosa, no eran vistos como enemigos por el Imperio Romano y el Imperio Persa. De hecho, antes de su expansión, los árabes se relacionaban con los dos poderos vecinos imperia

les, de diferentes formas: buscaban trabajo como soldados mercenarios (al igual que los germanos); comerciaban con incienso, camellos o esclavos con Siria o Mesopotamia, y en ocasiones sufrían la captura y el destierro como prisioneros de guerra. Muchos de ellos se quedaban, voluntaria o involuntariamente, dentro de los imperios en los que se habían abierto camino; algunos, incluso, ascendían a elevadas posiciones en sus nuevos hogares. Los árabes eran considerados gente peligrosa y desagradable, pero útil mientras se mantuviesen a la distancia. Todo esto cambiaría tras la llegada del profeta Mahoma, quien unificó a los árabes bajo una religión monoteísta militante: el Islam.

Alimentado, tal vez, por el deseo de reforzar la posición comercial de los árabes

y la necesidad de imponer un conjunto de normas comunes, así como el de establecer objetivos compartidos y la lealtad a una sola fe, Mahoma elaboró un pensamiento místico basado en el monoteísmo practicado por las comunidades judías y cristianas, y movido por una fe ardiente.

Se supone, o por lo menos así lo dicta la tradición, que este profeta recibió ciertas revelaciones divinas incluidas en el Corán. Se trata de varias visiones relacionadas con el arcángel Gabriel, quien le ordenaba a Mahoma organizar a los árabes. A partir del 610 comienza la predicación del profeta en la Meca. Este es un tiempo en el cual ya que se le considera peligroso y se ve forzado a huir. A este último acontecimiento se le conoce como la Hijrah o Héjira (literalmente “migración”) y marca el

comienzo de la era cronológica islámica y posteriormente de las guerras santas. Tras huir de la Meca, radica en Yatred que sería llamada después Medina (Medinat-an-Nabí, “la ciudad del Profeta) donde instituye un culto ordenado. En el cual, quienes se habían sometido (que es lo que significa la palabra “musulmán”) debían regir sus vidas por nuevas directrices. Debían atenerse a cinco normas

fundamentales, conocidas como los cinco pilares del islam:

a) La afirmación de Dios y de Mahoma como único profeta (shahada)

b) La oración diaria o salat

c) El ayuno o Ramadán

d) La limosna o zakat

e) La peregrinación anual a la Meca, con sus rituales correspondientes.

Además de esto, se debe hablar de mandamientos y prohibiciones del Islam, como la prohibición de beber vino. Estas prohibiciones y mandamientos aportaban puntales suplementos al edificio ético dentro del cual el devoto debía vivir una vida recta. De esta manera, En el nuevo régimen se conservó gran parte de la ética tradicional de los árabes: costumbres matrimoniales, el culto de la Kaaba en la Meca y el deber de hospitalidad con los extraños.Más relevante aún, el islam establece un sentido de comunidad mejor conocido como la umma.

La umma era una comunidad mayor que la tribu, exigía una lealtad que se anteponía a la lealtad a los parientes. A su vez, se instará la jihad. El musulmán debe practicar la jihad, que significa “esfuerzo” o “lucha” para convencer a los incrédulos de que deben seguir el camino del islam. Ese esfuerzo podía ser pacífico, vivir una vida piadosa y ejemplar, consagrarse a la enseñanza y la predicación; pero podía ser también coercitivo y violento si los incrédulos eran obstinados. Mediante el establecimiento de la umma y la jihad, Mahoma unificó a las tribus árabes, y dirigió el ímpetu bélico natural en los musulmanes hacia el triunfo de la fe.

Los árabes tenían generales de talento, combatientes enfurecidos por el desierto, una moral inquebrantable y la valiosísima ventaja de la movilidad frente a enemigos cuyos ejércitos estaban habituados a una guerra en cámara lenta. Mahoma utilizó esas características a su favor y volvió a la Meca, conquistándola en el año 630. Tomada la Meca, la Kaaba fue establecida como centro del Islam y Mahoma fue aceptado como el único profeta.

A los veinte años de la muerte del Profeta, los musulmanes no solamente se habían apoderado de la Meca, sino también de grandes sectores del Imperio Romano y habían absorbido completamente el persa. El mapa del Oriente Próximo nunca volvió a ser el mismo. Tras una serie de incursiones irregulares en Siria y Palestina, los musulmanes consiguieron tomar la ciudad de Damasco en el 635. Al año siguiente infligieron una derrota decisiva a un ejército romano en la Batalla del río Yarmuk, poniendo a sus pies a Siria y Palestina. En el 638 se rindió a ellos Jerusalén, y en el 640 Cesarea, a su vez, en el año anterior tomarían posesión de la capital del Imperio Persa. En el año 649 las fuerzas romanas serían derrotadas, Alejandría caería en el 642, y con su caída tocaron a su fin seis siglos y medio de dominio romano.

Los musulmanes no se conformarían sólo con esa victoria, las campañas militares continuarían avanzando hacia el oeste conquistando los territorios de Trípoli, Tunéz y Cartago; provocando la desaparición del poderío romano en el norte del África. Las campañas militares penetrarían incluso hasta la costa de Marruecos en el 681, permitiendo que los ojos maravillados de los árabes contemplasen por primera vez las aguas del Atlántico.

A continuación le tocó el turno a Europa. En el año 711 una invasión militar a gran escala, incursionaría en los territorios españoles. Derrotado y muerto el rey español Rodrigo; no tardó en ocuparse su capital Toledo y Córdoba. La Península Ibérica estaba en manos de los nuevos amos: los árabes.

La rapidez de las conquistas islámicas ha asombrado y desconcertado a los historiadores, sobre todo las conquistadas realizadas durante las décadas del 630 y el 640; pero no solamente nos debemos sorprender de la rapidez de la difusión de la religión islámica, sino de la relevancia del intercambio cultural que surgió a partir de la expansión del islam en Europa y Asia. A través de la transmisión de la cultura árabe y la asimilación de las culturas de los pueblos sometidos, el Islam realizó grandes aportaciones culturales al mundo de Occidente y la historia del mundo

.

BIBLIOGRAFÍA

GIBB. J. El mahometanismo. Fondo de Cultura Económico: México, D. f. 1952

GUELLOUZ Azzedine. El Corán. Siglo XXI. Colecciones Mosaico: México D. f. 2003

GARDET, LOUIS. Connaître Lé Islam. (Conozcamos el Islam) Ed. Casal Vall Andora. Ed. Juan A. G. Larraya: España, Barcelona. 1960.

KUNG. El Islam: Historia, Presente, Futuro. Ed. Trotta: Madrid, España. 2006. Ed. José Manuel Lozano Gotor.



jueves, 16 de junio de 2011

BESTIARIOS EN LA EDAD MEDIA



Por Zayda Zúñiga

Existe en el mar un animal con concha llamado ostra perlífera, Esta ostra se eleva del fondo del mar al despuntar el alba, abre la boca y absorbe el rocío del cielo, encerrando en su concha los rayos del sol, la luna y las estrellas; de las luces celestiales, da nacimiento a las perlas.

El Fisiólogo

Comencemos con una pregunta:¿de qué manera los seres fantásticos han influido en nuestro imaginario? Cuando pensamos en la figura de un dragón, nos viene a la mente los caballeros y el dragón encerrado en la torre; o bien si vemos la imagen de una sirena esperando en el mar, sabemos que solo es eso, una imagen que no es algo real. Pero ¿de dónde vinieron todos estos seres extraordinarios?

Hubo un periodo de la humanidad donde se creía en la existencia de seres fantásticos. Pensemos que para los habitantes europeos de esta época era un hecho que todos estos animales existían, formaban parte de su concepción de la vida y el universo. En otras palabras, la gente del medioevo creía en ellos; y si bien algunos existían, cómo las salamandras, los monos, las aves, de otros no se ha comprobado su existencia, sobre todo de aquellos que nos provocan mayor fascinación como: los dragones, los ciclopes, los gigantes y las hidras.

En la Edad Media cada bestia tenía un simbolismo (y hasta la fecha conservamos algunos símbolos animales) tal vez esto suceda por la influencia de ciertos textos que se gestaron desde la Antigüedad tardía, los bestiarios.

En el siglo III comienza la tradición de los bestiarios con la obra El Fisiólogo, que fue el primer bestiario del que se tiene registro. Pudo ser escrito en Alejandría o en Siria, mas desconocemos el dato correcto. Su autoría es incierta, pero se le atribuye a San Epifanio. El Fisiólogo es un libro que habla de las virtudes de animales, describiendo las propiedades fantásticas, curativas y proféticas de las bestias. Asimismo se enfoca en el simbolismo de cada criatura relevando su significado moralizante y bíblico.

| Los bestiarios acumularon el conocimiento y todos los ejemplos de lo maravilloso. Están escritos de una manera casi poética gracias a lo cual se puede leer la descripción de la bestia, las virtudes que simboliza y en algunos casos sus perversiones. Existen textos que poseen maravillosas miniaturas y una pequeña historia donde se relaciona la bestia con lo divino. Son descripciones que en la actualidad, nos resultan inverosímiles, sin dejar de ser fascinantes.

Para el hombre de la Edad Media los animales del bestiario tenían un carácter formativo y moralizante, esto les ayudaba a reforzar su fe y alejarse del pecado. Figuras como los dragones son símbolo del demonio, la serpiente símbolo, hasta nuestros días, de la tentación que induce al mal, al igual que el mono, del cual El Fisiólogo dice: “También el simio es una imagen del demonio, pues de hecho tiene un principio, pero no tiene final, esto es, no tiene rabo, de la misma manera que el demonio, al comienzo, era uno de los arcángeles, pero no se ha encontrado su fin.” (El Fisiólogo en Malaxecheverria pag.160,).

La importancia del simbolismo en el pensamiento medieval radica en el carácter teocéntrico de la época, los símbolos están relacionados con lo sagrado y así se daba la comunicación con el ser supremo. De este modo se tenía que conocer el significado.

El bestiario, según Ignacio Malaxecheverria, está dividido en clasificaciones precisas, así encontramos las siguientes:

· Bestiario Telúrico, hace referencia a los animales terrestres, en el podemos encontrar animales como: el tigre, elefante, castor, león, pantera, simios y lagartos.

· Bestiario acuático: donde se agrupan la ballena, el pelicano, la ostra, la rémora, el delfín y el cisne.

· Bestiario aéreo: el águila, el grifo, el avestruz, las salandres, el caradrio y la garza.

· Bestiario Ígneo: aquí encontramos las criaturas relacionadas con el fuego como el ave fénix cuyo poder es matarse y renacer, desde las cenizas y que tiene relación con la muerte y resurrección de Dios. La salamandra que dicen puede vivir entre el fuego como si se tratase de un pez en el agua.

· Monstruos e Híbridos: estas criaturas cuyo hechizo persiste hasta nuestros días, las encontramos en este capitulo: sirenas, centauros, unicornios, el dragón, la hidra, la manticora y la hormiga león.

La influencia de las bestias en la cosmovisión medieval se vio reflejada en varios aspectos. Entre ellos la literatura, obras como la carta del Preste Juan son un claro ejemplo.

La carta del Preste Juan es un texto que se escribió a mediados del siglo XII. Es un texto quimérico con referencias bíblicas y una exaltación al mundo cristiano, como pueblo elegido por Dios. Describe las maravillas de las provincias de Preste Juan, su existencia se convirtió en un mito durante la Edad Media.

Es así que a finales del siglo XII llega la carta de un supuesto monarca cristiano, que habitaba en oriente, a la corte de Federico Barbarroja y a la de Manuel Comnenos, Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico y de Bizancio; respectivamente, así como al Papa de Roma. La carta describe las bestias y animales que habitan en las tierras del Preste, entre las cuales se encuentran las tres Indias.

En el reino del Preste no existe, en algunas provincias, la maldad y la tierra es prospera en todos los aspectos; “En nuestra tierra fluye la miel y abunda la leche. En otra los venenos pierden su poder, allí no hay escorpión si serpiente que serpentee por la hierba”. Es una alegoría de que no existe el mal representado por la serpiente, símbolo del demonio. El “lapidario” también esta en estas tierras hay un rio que procede del Paraíso y en el que pueden hallarse piedras naturales, esmeraldas, zafiros, carbónelos, topacios, ónix, berilos, amatistas y muchas otras, entre ellas la piedra con la que se puede tener invisibilidad. Fuentes milagrosas que tienen el don de la eterna juventud, plantas que desaparecen la vejez y hacen que se viva hasta 500 años, con una apariencia de tener 30 años. La tierra descrita en La carta cumple con varias utopías de la época.

Independientemente de que el Preste Juan haya existido o no, la carta finaliza invitando a los Emperadores a conocer las tierras del Preste Juan, para que pueda constatar la fastuosidad de estas, ya que es imposible contarlo.

Asimismo el bestiario influyó en la arquitectura. Podemos encontrar vestigios de lo fantástico en monasterios, catedrales, abadías y templos. Por ejemplo:

CATEDRAL DE PISA.

· En Italia destacan la cartuja de Pavía, el Ayuntamiento de Perusa y el palacio ducal Casa del Oro en Venecia.

· En Francia Notre-Dame de Paris y la catedral de Chartres.

· En España las catedrales de Zamora, Salamanca, Tarragona y Lérida.

Para la institución religiosa el bestiario tiene gran importancia por la carga significativa, dentro de una cultura donde el hijo de Dios es representado por un cordero o por un ciervo, que se sacrifica por el pecado del mundo.

Otro aspecto que fue tocado por los bestiarios es el de los viajes. Los viajeros fueron especialmente inspirados por los bestiarios, en sus viajes pretendían encontrar a estos seres imaginarios, confirmar la existencia de lo maravilloso. Al llegar a tierras desconocidas, como el Nuevo Mundo, se encontraron con criaturas que probablemente sorprendieron aun más que lo visto en los textos

En los Bestiarios también podemos descubrir las características que hacían únicas a estas criaturas, aquellas que podían presagiar sobre el destino, las que podían curar y los hábitos específicos de cada especie, algunas relaciones con la Biblia, aquello que podrían inspirar, su maldad y bondad.

Pero sobre todo encontraremos en estos textos un mundo encantador, lleno de la magia de la Edad Media, de las maravillas, de enseñanzas y de los ideales de los hombres, son textos que nos transportan a mundos lejanos, mundos simbólicos, milagrosos, que en ningún otro lado se podrían encontrar, y que al igual que los viajeros del medievo cuando lleguemos a esas tierras nos sorprenderá lo que en nuestra mente veremos.

Recomendaciones bibliográficas


Malaxecheverria, Ignacio. El bestiario medieval. Madrid, edit.Siruela.

Eco, Umberto. Arte y belleza en la estética medieval. Barcelona, edit. Lumen.

Anónimo. La carta del Preste Juan. Edit. Siruela.

LA COSMOGONÍA Y MITOLOGÍA GERMANA: GRANDES ASPECTOS Y PERSPECTIVAS EXTRANJERAS DESDE LA ANTIGÜEDAD HASTA NUESTROS DÍAS


Por: DENISSE ADRIANA MORENO BATISTA

La originalidad es prácticamente un mito. No hay novedad por lo menos en las artes, ya que se basan en el ser humano y éste, pese a los cambios de su entorno, se ha mantenido igual. Sí, quizá es difícil creer que los antiguos griegos tienen que ver algo con nosotros los mexicanos del siglo XXI, pero así es; se cree en el amor, en la muerte, en la justicia, en la venganza…en todo eso que pertenece a nuestra natura y que por tanto es un tema universal. Por eso la originalidad no existe, porque todo parte de un punto para luego hacer sus propias variantes específicas que lo proclamarán como “nuevo”. Claro que el hambre de autenticidad es algo que existe sólo en la actualidad, pues los derechos de autor para bien y para mal han delimitado las posibilidades; sin embargo antes no era así y las ideas que surgían de la esencia básica del ser, emanaban velozmente y se adaptaban a conveniencia, por eso no es casualidad que por ejemplo, las cosmogonías de las grandes culturas se parezcan entre sí: egipcia, maya, romana, germana…los extraterrestres no tuvieron nada que ver.

Específicamente hablando de la cosmogonía germana, es interesante ver la confusión que los romanos tuvieron respecto a ella. Pero vamos por partes, localicémonos en la época. El Imperio Romano se estaba quebrando, pues la crisis que enfrentaron en el siglo III y las numerosas guerras civiles debilitaron al ejército y sin quererlo, dejaron de estar al pendiente de aquellos pueblos bárbaros que desde hacía un tiempo intentaban entrar en su territorio. Al final los romanos decidieron aceptarlos como colonos, pero éstos se rebelaron y poco a poco aquél Imperio se derrumbó. Y en ese proceso los romanos notaron sus extrañas costumbres y la curiosidad los llevó a investigarlos un poco más.

Los denominaron “Germanos” por igual, no importó si era

n visigodos, lombardos o sajones, si venían del noreste del Imperio eran Germanos; por cierto, esos territorios han cambiado a lo largo de la historia y hoy en día son Islandia, Dinamarca, Suecia, Noruega y Alemania. Se comenzó a hablar y por supuesto, a escribirse sobre ellos. Existen varios registros como por ejemplo el de “La Guerra de las Galias” de Julio César, en donde se les menciona como una sociedad sin religión como tal, vistos simplemente como obsesivos adoradores de la luna y el sol. Cabe decir que las fuentes no germanas se basan por lo general en la observación y comparación con su propia perspectiva del mundo, como ya lo dijimos, gracias en buena parte al instinto de curiosidad pero también por razones tan diversas como conocer al enemigo. Tal es el caso del registro no germano más importante encontrado hasta la fecha, la “Germania” de Tácito.

Es importante decir que lo más probable es que él no haya estado en contacto directo con los germanos y que la información haya sido recopilada gracias a los relatos e historias de mercaderes, viajeros y soldados que se enfrentaban a ellos. En su Germania, se describen aspectos tales como la vida cotidiana y la organización militar; ésta última vino a cambiar la visión de “primitivos” con la que se les definía, pues Tácito intentaba dejar claro que eran un peligro real para el Imperio, pues quizá habían sido derrotados varias veces pero nunca habían sido sometidos por completo. Los bárbaros no eran tan bárbaros como se creía, pues pese a que siempre los romanos tuvieron cierta distancia y trato despectivo hacia ellos (se habla de canibalismo y modales incivilizados al comer), también reconocieron que poseían una compleja explicación de la vida y el universo. Por ello no es raro ver que Tácito compara a Odín con Mercurio o a Thor con Hércules, pues no conocía otra cosa sino lo que su cultura y mitología le brindaban. Aquí la autenticidad y originalidad no significaba lo que hoy podríamos llamar plagio, pues era incluso un reconocimiento a la grandeza romana… aquellos bárbaros sin una sociedad fundamentada se habían apoyado en lo que les había parecido maravilloso y lo apropiaron para sí. Sin embargo estaban equivocados, pues las cosmogonías de ambas culturas son muy diferentes, coincidiendo sólo en la esencia del ser humano y su necesidad de explicar lo que desconoce.

Intentaré describir a grandes (inmensos) rasgos esta mitología, para poder analizar después lo que hemos retomado de ella en la actualidad.

En el principio no existía nada. No había arena o mar ni tierra o cielo, sólo había un inmenso vacío llamado Ginnungagap. En él convivían el frío y el calor, pero después de un largo tiempo decidieron separarse y surgió el Muspellsheim en el sur, un mar hecho de furiosas llamas y ardiente calor; y por otro lado en el norte surgió una segunda región, llamada Nifflheim, país de hielos paralizantes y vientos amargos. Pasaba el tiempo y las tierras del frío y el calor luchaban en el abismo y todo era caos. Y de pronto como resultado de esos enfrentamientos, surgieron gotas, no de agua, sino del líquido de la vida llamado eitr que formaron un enorme ser llamado Ymir (arcilla ardiente), el gigante más grande que jamás haya existido. Conforme el hielo se derretía, las gotas iban configurando otra criatura... con ubres y cuernos: una vaca colosal llamada Audhumla. Daba tanta leche, que el líquido fluía como ríos caudalosos. Así encontró sustento Ymir. La vaca, inmediatamente, empezó a lamer las piedras, cubiertas de escarcha, que yacían alrededor de ella y del gigante. Y entonces sucedió algo extraño. De pronto, de una de las piedras, la enorme vaca, lamiendo, sacó unos largos mechones de pelo. Al día siguiente, de la misma piedra, surgió una cabeza y un rostro. Y al tercer día, la vaca, finalmente, extrajo con sus lamidos un cuerpo entero... Era un varón, alto y hermoso. Se llamaba Buri (el productor).. El gigante Ymir tuvo hijos consigo mismo. Mientras dormía, empezó a sudar y, de pronto, surgieron del sobaco izquierdo una criatura masculina y otra femenina. Y no queriendo ser menos las piernas que los brazos, los pies copularon entre sí y dieron a luz un hijo con seis cabezas. Ése fue el origen de los "gigantes de escarcha", a veces llamados troll u ogros, pero más conocidos como Yotes.

Por su parte Buri engendró un hijo, Börr, que se casó con una giganta llamada Bestla, con la que tuvo tres hijos: Odín(espíritu), Vili (voluntad) y Ve(sacralidad), los primeros dioses de la raza de los Ases (pilares del mundo). Los Ases eran mortales, habían nacido de una mezcla de elementos divinos y mortales (los gigantes), su naturaleza era imperfecta y por ello llevaban dentro el germen de la muerte, estaban destinados a sufrir la muerte física para obtener de este modo, la inmortalidad espiritual. Cuando los gigantes descubrieron el nacimiento de los tres dioses Ases, iniciaron una guerra contra ellos. El enfrentamiento duró muchos años, hasta que los hijos de Börr asesinaron a Ymir.

Los dioses mataron al gigante, y un diluvio de sangre se abatió sobre los enemigos de los Ases, ahogándolos a todos. Luego arrastraron el cadáver de Ymir hasta el centro del inmenso vacío y lo cortaron en pedazos. Entonces, sobre el cuerpo sin vida del gigante crearon el mundo. Su carne se transformó en tierra. Esta tierra fue llamada Mitgard (jardín medio) y estaba situada en medio de todo, donde después habitarían los humanos. Alrededor de esta tierra estaban los océanos, formados con la sangre. Y las cejas fueron usadas como bardas que cubrían el perímetro de la tierra. Los huesos del coloso se convirtieron en rocas y peñascos. Los dientes afilados y las astillas de hueso roto, en piedras y acantilados. El pelo se transformó en árboles y hierba. Los dioses lanzaron al aire el cerebro de Ymir, muy alto, creando las nubes. Y para el cielo, el cráneo del gigante fue puesto como una bóveda que cubría todo lo creado. Luego, los dioses tomaron chispas del ardiente Muspellsheim y las colgaron en el firmamento, donde siguen brillando desde entonces... Así se crearon las estrellas, el Sol y la Luna. Del cadáver de Ymir salían arrastrándose pequeños gusanos, que se convirtieron en los primeros enanos, moradores de grutas y cavernas del mundo subterráneo; eligieron a cuatro de ellos para sostener la bóveda celeste y vigilar los cuatro rincones del universo. Son los enanos llamados Nordi, Sudri, Austri y Westri.

Después se encargaron de buscar guardianes para el Sol y la Luna, y encontraron a los dos hijos hermosos de un gigante, el hombre se llamaba Mani (luna) y la mujer Sunna (sol). Por otro lado, el gigante Norvi tuvo una hija, a la que llamó Nott (la noche), muy oscura. Esta se casó en tres ocasiones y tuvo varios hijos. Con Dellinger, el dios de la aurora y pariente de Odín, tuvo al bello Dag (el día).

En cuanto a los gusanos que seguían saliendo del cuerpo de Ymir, los dioses les dieron primero forma y les dotaron de una inteligencia sobrehumana, tras lo cual los dividieron en tres grandes clases. Aquellos que eran de naturaleza oscura, traicionera y taimada, fueron desterrados. Se les llamaba elfos oscuros o kobolds. Por otro lado estaban los enanos, quienes empleaban toda su energía y tiempo en explorar los escondrijos secretos de la Tierra, coleccionaban oro, plata y piedras preciosas, que guardaban en grietas secretas de donde podían sacarlas según su deseo. Al resto de estas pequeñas criaturas, incluyendo todos los que eran hermosos, benignos y provechosos, los dioses los llamaron hados y elfos, y eran los encargados de cuidar de las plantas y las flores, jugar con los pájaros y las mariposas, o bailar en la hierba a la luz de la Luna.

Así se fueron formando los 9 mundos:

1. Asgard es el mundo de los Ases (Aesir), Cada dios tiene una casa diferente en Asgard; la más conocida es Valhalla, la morada de Odín. Los héroes muertos en combate son llevados por las valkirias a Valhalla.

2. Vanaheim es el mundo de los Vanes (Vanir), la otra raza de dioses nórdicos, que generalmente realizaban funciones de fertilidad.

3. Alfheim es el mundo de los elfos de la luz.

4. Midgard es el mundo de los hombres.

5. Nidavellir es el reino de los enanos.

6. Jotunheim es el país de los gigantes.

7. Svartalfheim es el reino de los elfos oscuros.

8. Niflheim es el mundo de los muertos.

9. Muspellheim es el mundo de los gigantes de fuego.

Como podemos ver, varios aspectos han perdurado incluso hasta nuestros días, teniendo los puntos cardinales y para aquellos de habla inglesa, los nombres de los días de la semana y el sol y la luna.

Monday > Montag > der Mond / der Tag el día de la luna
Tuesday > del dios Tyr, representante de la justicia; precursor de Odín
Wednesday > de Wotan (Odín)
Thursday > Donnerstag > de Thor, dios del trueno; hijo de Odín
Friday > Frigedag (antiguo alemán) > de Frigg, diosa de la fertilidad y el matrimonio; esposa de Odín
Sunday > Sonntag > die Sonne / der Tag el día del sol

Las perspectivas cambian y lo que antes era visto con desprecio debido a la ignorancia, hoy es motivo incluso de extensos estudios y obras artísticas. Tenemos gracias a ello el poema del Anillo de los Nibelungos, la ópera de Wagner, el Beowulf, incluso el Señor de los Anillos y por supuesto el cómic de Thor. Nada de esto es original o auténtico, sin embargo esos cambios y modificaciones enriquecen nuestro panorama e invitan a más gente a participar y disfrutar de esto que llamamos “humanidad”.

El surgimiento de las ciudades y la burguesía en la Edad Media


por: Ximena Salmerón Serna


Durante la baja Edad Media, el periodo comprendido entre el siglo III y la muerte de Carlomagno a principios del siglo IX, tanto el Imperio Romano de Oriente como el de Occidente se encontraban sumidos en una crisis económica acompañada de constantes invasiones bárbaras. Éstas causaron que las poblaciones se retrajeran hacia las costas, obligando a ambos imperios a depender, sobre todo, del comercio. Durante estos años el Imperio de Oriente se mantenía relativamente estable ya que existía un avance en sus exportaciones y su economía en general. Sin embargo el Imperio de Occidente, a pesar de sus continuos esfuerzos se encontraba profundamente debilitado y, a principios del siglo V, sucumbió y fue invadido completamente por distintos pueblos bárbaros: vándalos, en África, visigodos en Aquitania y España, burgundios en el Valle del Ródano, ostrogodos en Italia, entre otros.

Después de esta invasión el Imperio comenzó de inmediato a tratar de repelerlos de nuevo. Continuaron las guerras para expulsarlos, sin embargo estos pueblos no trataban de exterminar al Imperio romano, sino más bien formar parte de él como un nuevo pueblo. Fue aquí donde se dio un fenómeno interesante al que se ha llegado a llamar la germanización del Imperio. Este fenómeno habla de un acontecimiento económico y religioso en el que los nuevos pueblos germánicos no representaron para el Imperio un estancamiento ni un retroceso en su civilización, como se pensaba. Por el contrario, estos pueblos comenzaron a vivir en las llamadas civitas o cités, ciudades episcopales administradas por la Iglesia. Estas cités funcionaban sobre todo como lugares de instrucción cristiana en donde el clero se encargaba de todo. También funcionaban como lugares de refugio contra las invasiones, razón por la cual su territorio y su población aumentaban constantemente. Éstas no eran económicamente independientes y tenían gran importancia para el Imperio: aunque en esta época la economía del Imperio estaba basada en la agricultura, éstas proporcionaban un modo de circulación de bienes comerciales gracias a los mercados. También contribuyeron de manera importante con recursos derivados del thelonium, impuesto que se cobraba por usar los caminos, los puentes o los puertos y a la entrada de las ciudades para los mercaderes que deseaban comerciar. Todo esto contribuía sufragar los gastos del Imperio.

Hasta ese momento las bases del Imperio Romano de Occidente habían permanecido sin muchos cambios: el cristianismo prevalecía y, aún con la incorporación de los germanos, se conservaba un orden que tenía objetivos comunes. Pero en el siglo VII con la aparición del Imperio Musulmán impulsado por Mahoma, se presentaron grandes cambios. En muy poco tiempo, lo que nadie esperaba sucedió: las fuerzas del Imperio Musulmán avanzaron rápidamente apoderándose del Imperio Persa en el 644, del Imperio Bizantino en 636, de Egipto en 642, de África en 708 y de España en 711. No fue hasta 717 cuando Constantinopla y las fuerzas de Carlos Martel fueron capaces de repeler a los musulmanes y contener su expansión. Para entonces ya era tarde, la invasión había cambiado por completo al Imperio de Occidente: no solamente en la religión sino también en las leyes y en la lengua. Se acabó por completo el vínculo entre Oriente y Occidente. A este periodo se le conoce como el fin del mundo antiguo.
Durante muchos años después de la invasión musulmana no se consolidaron actividades económicas importantes y organizadas a nivel de toda la región: el comercio se daba principalmente en pequeños mercados administrados por mercaderes que no eran precisamente negociantes profesionales. En esta época se dio también una segunda crisis económica importante; la reforma del sistema monetario iniciada por Pipino el Breve, quien decidió cambiar la moneda de oro que se había usado hasta entonces por la de plata. Para empezar, la moneda del Imperio reducía su valor monetario frente a otras monedas; pero también enfrentaba el problema de la circulación de las nuevas monedas en una civilización comercialmente estancada. El Imperio Carolingio se vio obligado a permitir la acuñación de monedas en las iglesias y luego en los mercados hasta que la moneda se devaluó drásticamente. En este momento el Imperio estuvo básicamente sustentado por la renta que ofrecían los pueblos dominados y el botín de guerra; el telonio que antes sustentaba la economía ahora era absorbido por administradores independientes. Entonces Carlomagno se vio obligado a contratar aristócratas libres para cobrar y administrar los impuestos, porque no tenía recursos suficientes para remunerarlos. Los Misi Dominici, encargados de vigilar que la administración de los recursos se hiciera con probidad, no eran capaces de resolver el problema porque eran testigos de la incapacidad del Imperio para controlar a sus funcionarios. El Imperio dependía exclusivamente de la fidelidad que tenían los administradores y no tenía forma de controlarlos de manera efectiva: a esta “independización” de las riquezas en unos cuantos individuos se le reconoce como una de las causas del feudalismo. Sin duda podemos afirmar que el Imperio Carolingio causó un retroceso en la economía de la época y una crisis económica fuerte. Sin embargo, los objetivos de Carlomagno estaban más bien inclinados hacia unificar y reestablecer la frágil moral cristiana y las buenas costumbres. Un claro ejemplo de esto es la creación de la educación universitaria y la escolástica.



Con la muerte de Carlomagno y el fin de su Imperio los príncipes, que habían ido adquiriendo riqueza, se establecieron definitivamente en los burgos. Estos burgos se fueron desarrollando durante la crisis como lugares parecidos a las cités pero de mayor extensión y con una capacidad de defensa mayor ya que tenían más caballeros que éstas. En estos burgos era evidente la sociedad estamentada que prevalecía en la época. La sociedad estaba dividida en Bellatores (los caballeros y la nobleza), Oratores (el clero) y Laboratores (los trabajadores, el pueblo). La estructura de estos burgos consistía básicamente de una catedral, un ayuntamiento, una plaza, una torre de vigilancia en donde se guardaban las armas, las viviendas de los trabajadores y una muralla que rodeaba el territorio. En el siglo X, la economía se estabilizó en la Europa Occidental y se promovió la paz desde todos los ámbitos posibles. Cesaron las guerras y tanto las ciudades episcopales como los burgos comenzaron a preocuparse por la paz dentro de sus murallas. En este sistema cerrado de ciudades amuralladas, los comerciantes se convirtieron en personas libres; ya que su profesión los obligaba a trasladarse de burgo en burgo intercambiando sus productos. Durante este periodo de renacimiento económico, los comerciantes hicieron crecer los burgos y apoyaron la dinamización de a la economía. Sin embargo, en un principio no eran bien recibidos en los burgos ya que tomaban espacio, cada vez eran más y muchas veces sus ideas de vida eran distintas a las del burgo. Eran extranjeros que en su ciudad de origen pertenecían a las clases más bajas y llegaban como comerciantes a las nuevas ciudades para buscar fortuna. Con el tiempo, se establecieron fuera de las murallas de las ciudades, aprovechando la creciente pacificación y seguridad del territorio. Se le llamó viejo burgo a la parte inicialmente amurallada en donde vivían los caballeros y el clero, mientras que se denominó nuevo burgo a la zona donde vivían los burgueses y los demás ciudadanos. A cada sección de la ciudad correspondía el pago diferenciado de impuestos. Mientras el nuevo burgo seguía creciendo y la paz en el Imperio se restablecía, se volvió innecesario que los caballeros continuaran viviendo en el burgo y poco a poco se trasladaron hacia poblaciones más pequeñas, alejándose de las ciudades. El clero que también vivía en el viejo burgo, estaba en desacuerdo con los nuevos habitantes; sin embargo comenzó por cobrarles por vivir en las tierras que, por principio, les pertenecían. Entre más crecía la ciudad, más avanzaba el capital de la Iglesia. Para el siglo XI las iglesias habían dejado de estar solamente en el viejo burgo y ahora se establecían en plena calle mercantil del nuevo burgo y servían de una especie de guía espiritual a los nuevos burgueses.


Como podemos observar en este texto, el surgimiento de las ciudades durante la Edad Media fue un proceso largo que comenzó principalmente como una defensa contra las invasiones y como una búsqueda de vivir en paz. También resulta interesante el importante papel que desarrolló la Iglesia tanto para preservar vivos los fundamentos de las pequeñas ciudades, como para crear una comunidad unida por la fe incluso cuando las crisis económicas amenazaban la forma de vida de la civilización.


Bibliografía
Pirenne, Henry. Las ciudades de la Edad Media. 3ª ed. Madrid, España: Alianza Editorial, 1983.
Romero, Jose Luis. La Edad Media. 27ª ed. Mexico: Fondo de Cultura Económica, 2011.